Luis-Miguel Gómez-Osorio, DVM, MSc, PhD / PATENT CO & Agromed
Entendiendo los riesgos de las micotoxinas en los alimentos para animales de compañía
Introducción:
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por ciertos mohos, principalmente de los géneros Aspergillus, Penicillium y Fusarium (1) . Se sabe que estos compuestos contaminan una serie de materias primas, incluidos los granos utilizados a menudo en la alimentación de animales de compañía (2). La presencia de micotoxinas plantea importantes riesgos para la salud de los animales de compañía, como perros y gatos, debido a sus menores niveles de tolerancia en comparación con los animales de producción (3). Conocer los tipos de micotoxinas, sus efectos en los animales de compañía y las estrategias de prevención es crucial para los propietarios de mascotas y para la industria de alimentos balanceados (4).
1. Principales micotoxinas en los alimentos para animales de compañía y sus fuentes
Las micotoxinas más preocupantes en los alimentos para animales de compañía son:
Aflatoxinas: Producidas principalmente por Aspergillus flavus y A. parasiticus, las aflatoxinas son altamente hepatotóxicas y cancerígenas. Se encuentran con mayor frecuencia en cultivos como el maíz, maní y los frutos secos, que son frecuentes en las fórmulas de alimentos para mascotas. La aflatoxina B1 es la más tóxica y puede ser mortal aun en dosis bajas (4).
Ocratoxinas: Estos compuestos nefrotóxicos son producidos por especies de Aspergillus y Penicillium y se encuentran en cereales, leguminosas y otros productos de origen vegetal. La ocratoxina A, el tipo más prevalente, puede provocar enfermedad renal crónica y supresión del sistema inmune en los animales de compañía .(2)
Tricotecenos: Este grupo incluye más de 100 micotoxinas producidas por especies de Fusarium, siendo el deoxinivalenol (DON) el más común en alimentos para mascotas. Los tricotecenos alteran la síntesis de proteínas y ADN, provocando vómitos, rechazo del alimento y malestar gastrointestinal .(5)
Zearalenona (ZEN): Conocida por sus efectos estrogénicos, la zearalenona es producida por el Fusarium graminearum y puede alterar la salud reproductiva, provocando problemas como infertilidad y desequilibrios hormonales .(6)
Fumonisinas: Estas toxinas, producidas principalmente por Fusarium verticillioides, son comunes en el maíz. Las fumonisinas interfieren en el metabolismo de los esfingolípidos y afectan a la función hepática y renal. La exposición crónica puede provocar daños orgánicos y comprometer la función inmunológica (7).
2. Efectos de las micotoxinas en la salud de los animales de compañía
Los animales de compañía son especialmente vulnerables a las micotoxinas debido a su tamaño relativamente pequeño y al consumo constante de alimentos secos que contienen “rellenos” a base de subproductos de cereales. Los efectos de las micotoxinas pueden clasificarse en exposiciones agudas y crónicas:
Micotoxicosis aguda: Es el resultado del consumo de altos niveles de micotoxinas en un corto periodo de tiempo. Los signos incluyen vómitos intensos, diarrea, temblores, ictericia, convulsiones y, en casos extremos, muerte súbita. La exposición a las aflatoxinas ha sido la principal causa de estos casos agudos, con brotes significativos que han provocado múltiples muertes en perros (8).
Micotoxicosis crónica: La exposición a largo plazo a niveles bajos de micotoxinas puede provocar problemas de salud en el largo plazo, como daños hepáticos y renales, debilitamiento de la respuesta inmune y aumento de la susceptibilidad a las infecciones. La zearalenona y las fumonisinas son especialmente preocupantes en este sentido, ya que no causan signos inmediatos pero alteraran las funciones metabólicas normales y pueden provocar enfermedades de tipo crónicas (9).
Un estudio reciente analizó alimentos importados para felinos y caninos en China, revelando una contaminación generalizada por micotoxinas como DON, OTA, toxina T-2, AFB1, FBs y ZEN. Estos hallazgos hacen énfasis en los riesgos globales relevantes para los alimentos para mascotas en América Latina, donde algunos ingredientes similares (por ejemplo maíz) se utilizan concomitantemente (10). Micotoxinas como DON y OTA fueron detectadas en 98.92% y 73.12% de las muestras, respectivamente, mostrando su ubicuidad en alimentos para mascotas. Más del 93% de las muestras estaban contaminadas con múltiples micotoxinas, lo que podría causar efectos tóxicos sinérgicos. Los alimentos secos para animales de compañía presentaban tasas de contaminación más elevadas que los productos enlatados, debido a las diferencias en el procesado y en el contenido de grano. Aunque los niveles de toxinas detectados estaban por debajo de los límites reglamentarios, la exposición crónica a estas toxinas sigue siendo preocupante. Los alimentos para caninos mostraron mayores índices de contaminación que los de felinos, debido a su mayor contenido en cereales. Estos resultados sugieren que, al igual que en China, los alimentos para animales de compañía de América Latina podrían enfrentarse a problemas similares relacionados con las micotoxinas, lo que requeriría un control estricto y normas de seguridad para proteger la salud de las mascotas.
3. Brotes históricos de micotoxinas en alimentos para animales de compañía
La contaminación por micotoxinas de los alimentos para animales de compañía ha provocado numerosos brotes documentados, lo que resalta la gravedad del problema: (Ver cuadro)

4. Mecanismos de toxicidad de las micotoxinas
Cada tipo de micotoxina tiene un modo de acción único que afecta a los animales de compañía:
Aflatoxinas: Metabolizadas en el hígado a epóxidos reactivos, que se unen al ADN celular y a las proteínas, causando daño celular, necrosis hepática y efectos carcinogénicos (1).
Ocratoxinas: Se unen a las proteínas de la sangre, se acumulan en los riñones e interfieren en la síntesis de proteínas. Esto provoca daño renal, deshidratación y carcinogénesis (13).
Tricotecenos: Inhiben la síntesis de proteínas al unirse a los ribosomas, provocando apoptosis celular e inflamación gastrointestinal (2).
Zearalenona: Imita a los estrógenos y se une a los receptores, lo que provoca problemas reproductivos como trastornos de la ovulación y desequilibrios hormonales tanto en machos como en hembras (14).
Fumonisinas: Bloquean la síntesis de esfingolípidos, componentes esenciales de las membranas celulares, provocando toxicidad hepática y reducción de la función inmunológica (4,15).
5. Estrategias de prevención de la contaminación por micotoxinas
La prevención de la contaminación por micotoxinas en los alimentos para animales de compañía requiere un planteamiento multifactorial:
Control de calidad: Un tamizaje periódico de las materias primas mediante usando métodos de detección avanzados como la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) y la cromatografía líquida con espectrometría de masas (LC-MS) (16).
Almacenamiento y manipulación: Mantener bajos niveles de humedad (<11%) en los granos almacenados para inhibir el crecimiento de hongos. Una ventilación y un control de la temperatura adecuados también pueden reducir el riesgo de contaminación (17).
Uso de adsorbentes de micotoxinas y mitigadores de sus efectos nocivos: La adición de agentes secuestrantes de micotoxinas, como minerales tipo arcillas (clinoptilolitas), extractos de pared celular de levadura, protectores hepáticos, probióticos o enzimas para la biorremediación, pueden ayudar a contrarrestar el efecto de las micotoxinas en el intestino, reduciendo su absorción y sus efectos a largo plazo (18).
Tratamiento térmico: Aunque algunas micotoxinas son termoestables, ciertos métodos de proceso, como la extrusión a altas temperaturas, pueden degradar parcialmente su toxicidad (19).
Buenas prácticas de manufactura (BPM): Aplicación de las BPM para minimizar los riesgos de contaminación durante la producción (20).
6. Normativa y retos del sector
La regulación de las micotoxinas en los alimentos para animales de compañía varía en todo el mundo. Mientras que las aflatoxinas tienen límites máximos establecidos en muchos países (por ejemplo, 20 µg/kg o ppb en EE.UU.), suele haber una regulación menos estricta para otras micotoxinas.
América Latina se enfrenta a distintos retos regulatorios e industriales a la hora de abordar la contaminación por micotoxinas en los alimentos para mascotas. Mientras que algunos países han establecido niveles máximos permitidos para las aflatoxinas, las regulaciones integrales para otras micotoxinas como las ocratoxinas, fumonisinas y zearalenona son menos consistentes o inexistentes.
Panorama normativo: Países como Brasil han establecido límites de aflatoxinas en los alimentos, en consonancia con las normas mundiales de 20 µg/kg o ppb. Sin embargo, la regulación de otras micotoxinas sigue siendo limitada. Este enfoque crea desafíos para los productores multinacionales de alimentos para mascotas que deben navegar por diferentes requisitos de cumplimiento.
Cumplimiento y supervisión: La aplicación coherente de la normativa varía mucho en la región. Mientras que los mercados más grandes, como Brasil y Argentina, cuentan con sistemas de vigilancia más desarrollados, los países más pequeños pueden carecer de los recursos o la infraestructura necesarios para realizar pruebas rutinarias de micotoxinas.
Desafíos de la industria: Los fabricantes de alimentos para mascotas en América Latina a menudo se enfrentan a desafíos debido a los climas tropicales y subtropicales que favorecen el crecimiento de hongos. La humedad y la temperatura elevadas crean condiciones ideales para la producción de micotoxinas, lo que exige un control de calidad y unas prácticas de almacenamiento estrictas para evitar la contaminación.
5Soluciones innovadoras: Algunos actores de la industria están adoptando prácticas como la integración de adsorbentes de micotoxinas de alta calidad en las formulaciones y la utilización de tecnologías avanzadas de almacenamiento. La colaboración entre los gobiernos, la industria y las instituciones de investigación es esencial para mejorar la capacidad de análisis y establecer marcos normativos más completos.
Esta disparidad plantea un reto a la hora de garantizar una seguridad integral en las distintas marcas y regiones de alimentos para mascotas. La industria de alimentos para mascotas debe adoptar una postura proactiva, incorporando protocolos de ensayo avanzados y medidas estrictas de garantía de calidad para cumplir las normas de seguridad mundiales.
7. Micotoxinas emergentes
Las micotoxinas emergentes, como las enniatinas, la beauvericina y el éter monometílico de alternariol, presentan un riesgo creciente en los alimentos para animales de compañía debido a sus efectos tóxicos y a la falta de supervisión normativa (21) . Estos compuestos, producidos principalmente por las especies Fusarium y Alternaria, aún no se controlan sistemáticamente, a pesar de que cada vez hay más pruebas de su amplia presencia y su impacto en la salud animal. En América Latina, donde los ingredientes a base de cereales dominan las formulaciones de alimentos para mascotas, la exposición potencial a estas toxinas no reguladas es significativa. Los estudios indican que estas micotoxinas pueden alterar la microbiota intestinal, lo que conduce a una alteración de la inmunidad y la digestibilidad. Sin embargo, la literatura sobre su presencia en los alimentos para mascotas, especialmente en América Latina, sigue siendo escasa, lo que limita la capacidad de evaluar plenamente los riesgos. Esta laguna subraya la urgente necesidad de marcos de investigación y reglamentación para abordar la contaminación por micotoxinas emergentes en las dietas para mascotas. Las micotoxinas emergentes podrían afectar profundamente al microbioma intestinal de perros y gatos, alterando el delicado equilibrio de microorganismos beneficiosos esenciales para la digestión, la inmunidad y la salud en general (22). Los estudios realizados en otras especies sugieren que estas toxinas pueden alterar la diversidad microbiana, reducir las bacterias beneficiosas como Lactobacillus y Bifidobacterium, y promover cepas patógenas relacionadas con problemas gastrointestinales y sistémicos. Este desequilibrio puede provocar inflamaciones crónicas, comprometer la absorción de nutrientes y aumentar la susceptibilidad a enfermedades. Dado el papel fundamental del microbioma en la salud de los animales de compañía, los posibles efectos de estas micotoxinas no reguladas ponen de manifiesto la urgente necesidad de seguir investigando y de adoptar estrategias preventivas en la nutrición de los animales de compañía.
8. Conclusión
El riesgo de contaminación de los alimentos para animales de compañía con micotoxinas (tanto tradicionales como emergentes) es una preocupación constante, con consecuencias potencialmente graves para las mascotas. Fabricantes, veterinarios y propietarios de animales de compañía deben mantenerse informados sobre estos riesgos y presionar por medidas estrictas de control de calidad. A través de esfuerzos colaborativos, la industria puede avanzar hacia alimentos más seguros y libres de toxinas, garantizando la salud y la longevidad de las mascotas.
Referencias
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