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Por: Miguel Ángel Lopez 

La primera responsabilidad de los fabricantes de alimento para mascotas es obtener productos que sean inocuos en su consumo y manejo independientemente del aporte nutricional que deben de proporcionar.

Los principales microrganismos que pueden contaminar a los alimentos son las bacterias y los hongos.

Las micotoxinas son sustancias tóxicas producidas por algunas variedades de hongos del género  Fusarium, Aspergillus y Penicillium y las que se presentan más comunmente en los alimentos son las Aflatoxinas, Ocratoxinas, Tricoticenos, DON, Zearalanona y Fumonisina.

Los síntomas que las mascotas presentan cuando consumen micotoxinas son muy confusos y dependen del tipo de micotoxina (o micotoxinas) a la que tuvieron acceso, la cantidad que hayan consumido, el tiempo al que hayan sido expuestas, así como la condición general del perro o gato y pueden ir desde comportamientos subclínicos tales como el rechazo al alimento, diarrea, vómito e inapetencia hasta enfermedades clínicas severas (por ejemplo cáncer o  daño renal o hepático). Toda esta variedad de síntomas y signos hacen complejo su diagnóstico por parte del Médico Veterinario.

La presencia de micotoxinas en productos terminados es controlada desde el ingreso de las materias primas de origen vegetal a la fábrica por medio de kits de diagnóstico rápidos que arrojan datos de posibles contaminaciones, esta práctica debe ser implementada en todas las fábricas de alimentos.

Desde el punto de vista procesamiento por medio de la manipulación de la humedad, actividad de agua y temperatura del producto terminado; por su lado, en formulación se deben incluir fungicidas que participen en evitar su crecimiento y reproducción así como también de adsorbentes de micotoxinas.

La selección del adsorbente se complica ya que en sí las micotoxinas son sustancias complejas por su gran variedad en tamaño, estructura, polaridad así como pH; otro punto importante es que generalmente hay varias micotoxinas contaminando el alimento, no únicamente una.

Existen adsorbentes de origen inorgánico (arcillas, carbón activado) y de origen orgánico (paredes celulares y fibras microionizadas).  Las arcillas se unen a las micotoxinas de acuerdo a su polaridad, habiendo micotoxinas más polares que otras, es muy importante conocer que tipo de arcilla se usa ya que no todas son igualmente eficientes en su acción.   El carbón activado lleva procesos físicos durante su acondicionamiento (temperaturas altas de hasta 2,000 oC con aditivos) para poder actuar como adsorbente de micotoxinas y de acuerdo a esto presentan poros de diferentes tamaños en donde se adsorben las micotoxinas.  Las paredes celulares son paredes de levaduras ricas en cierto tipo de betaglucanos y quitina que ayudan a adsorber a las micotoxinas.  Finalmente las fibras microionizadas actúan también por polaridad.

Se sugiere utilizar adsorbentes de micotoxinas que contengan diferentes modos de acción para poder tener un resultado más seguro y contundente.