El aumento en el costo de las materias primas ha representado un gran reto para toda la industria de la alimentación animal. En esta columna no se hablará sobre los efectos que esto ha causado al sector de producción animal y por consecuencia de alimentación humana sino específicamente a la industria de alimentos para mascotas.
Con el inicio de la pandemia de Covid 19 en China y su coincidencia con la ocurrencia de problemas sanitarios del hato porcino de ese país durante los primeros meses del 2020 ocurrió una disminución en la producción de cerdo y
sus derivados en dicho país. Posteriormente, ya con la pandemia instalada a nivel mundial, surgieron brotes de Covid 19 en empacadoras de carne tanto en Europa, específicamente en Alemania como en Estados Unidos que llevaron a cerrar temporalmente varios de estos negocios con la subsecuente generación de escasez de harinas y grasas de origen animal que de inmediato provocaron un aumento en sus costos.
De alguna manera este problema llevaba consigo una esperanza de solución a mediano plazo al menos a la reapertura de los negocios de empacadoras de carne y su posterior regulación en los volúmenes de carne y grasa producidos. Esta solución no se logró cumplir ya que durante el 2021 surge un aumento consistente en el precio de la pasta de soya que lejos de regular los precios hacia la baja, los ha mantenido caros. En conclusión, al día de hoy todos los precios de materias primas que aportan proteína tanto de origen animal como vegetal se mantienen con precios muy altos.
Con respecto a los granos, las noticias tampoco fueron alentadoras; comenzaron una carrera alcista muy agresiva desde el último cuatrimestre del 2020 debido a la mezcla de muchos factores, entre ellos la fuerte demanda del mercado, la baja expectativa de siembra y cosecha y los problemas climáticos experimentados en las zonas productoras de estos ingredientes tales como Estados Unidos en donde hubo mucho frio y Brasil en donde ocurrieron sequías.
Otro factor que contribuye a la situación alcista es la recuperación del hato porcícola chino que ha empujado a este país a aumentar su demanda de granos. Al final se tienen costos de ingredientes muy altos tanto en fuentes de granos como fuentes de proteína vegetal y animal lo cual ha llevado a un encarecimiento consistente en los alimentos para mascotas que se ofrecen en el mercado.
Los aumentos observados en la categoría de alimentos para mascotas en el mercado mexicano durante el 2021 fueron en promedio de entre un 15 y 20% al comprador final. Al momento de estar escribiendo este documento no sabemos de cierto cual será la respuesta en términos de demanda del mercado a estos aumentos. De acuerdo a datos observados durante todo el 2020, las tendencias de consumo de mercado, al menos en este país, apuntaron hacia una mayor demanda de productos más económicos; como sea, el mercado de alimento de mascota siguió creciendo con respecto a años previos.
2022 sigue su camino y lo único que nos queda es seguir realizando estrategias comerciales, de formulación y optimización de costos operativos para darle más viabilidad a nuestros negocios de alimentación de mascotas en este entorno complicado.