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El pienso puede ser una solución al gran problema que se enfrenta el mundo respecto a la comida desperdiciada.

“El perro se ha comido las sobras de una casa toda la vida”. Esta podría ser una de las frases más escuchadas cuando alguien habla sobre alimentación de mascotas entre novatos y aquellos que ya hace años que disfrutan de las compañías animales.

En los últimos años la comida de mascotas ha evolucionado a un ritmo exponencial. Nuevas recetas, sabores inagotables e, incluso, alimentación vegana son algunos de los ejemplos que han aparecido para satisfacer los paladares de las mascotas.

La industria, además de perfeccionarse con los años ha crecido mucho en presencia económica. En el 2018, la alimentación de animales facturó más de 1.000 millones de euros en España teniendo una gran presencia en otros sectores.

Así las cosas, esta importancia que ha ido ganando con el tiempo también ha tenido un impacto medioambiental. Aunque pudiese pensarse que es de forma negativa, la industria de la alimentación de animales puede ser una de las soluciones contra el desperdicio alimentario.

Aliado contra el desperdicio

Aunque cada pienso cuente con unas características propias, no puede comer algo una gallina igual que un perro, estos tienen unas bases mínimas. Por norma general, la alimentación de muchas mascotas se centra en su mayoría por cereales acompañado de aceites y grasas.

Así, junto a un restante de productos vegetales, los productores consiguen las bases para alimentar a nuestras mascotas. Estos deben, además, seguir un buen etiquetado de las composiciones y de donde proceden estos alimentos.

España, es el líder en Europa en producción de pienso animal, donde el año 2018 llegó a producir unos 37 millones de toneladas de producto, una cifra muy elevada.

Su elaboración, además, se basa obteniendo productos de otros sectores algo que puede ser muy beneficioso contra el desperdicio de comida.

La industria láctea, por ejemplo, vende sus sobras de a productores de pienso debido a que esta ya no se puede vender y supone un gran activo en la elaboración de la alimentación de mascotas y animales.

De esa forma se consigue evitar el desperdicio aunque surgen problemas debido a la producción estatal. Aunque en la industria láctea si que se da este factor, España necesita exportar gran cantidad de materias primas para la elaboración de pienso.

Según recoge el medio El Confidencial, hasta un 60% de los materiales utilizados en España proceden de otros países, una cifra muy destacada. Además, en el año anteriormente descrito, esto suponía más de 350.000 toneladas de ingredientes para pienso que generalmente proceden de Brasil, EEUU y Argentina.

Esto ya supone algunos retos mayores de impacto medioambiental. Aunque estas exportaciones puedan reducir considerablemente el desperdicio, pueden tener grandes efectos de contaminación.

Las exportaciones, en gran parte procedentes de fuera de la Unión Europea, se hacen por vía marítima, una de las industrias que más gases provoca. Aún así, muchos expertos destacan el interesante papel contra el desperdicio.

Algunas organizaciones han tratado también en los últimos años de trabajar contra esta lacra que genera millones de euros de perdidas y falta de alimento en algunos lugares.